Boletín 028 – 2025
El pasado 16 de septiembre, el presidente Gustavo Petro anunció a través de sus redes sociales la concesión de la nacionalidad colombiana al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, condenado por corrupción en los casos Odebrecht y Sobornos 2012-2016, y procesado por el caso Reconstrucción de Manabí.
La decisión de otorgarle la nacionalidad colombiana a Glas podría enmarcarse en una protección indebida a líderes sancionados por corrupción. Este hecho se suma al cuestionado asilo otorgado al expresidente panameño Ricardo Martinelli, condenado por lavado de activos.
Ningún país comprometido con la integridad, la transparencia y la lucha contra la impunidad debería ofrecer refugio a personas condenadas por corrupción. La coherencia frente a la lucha contra la corrupción exige que las decisiones políticas respeten y respalden la justicia.