Boletín 048-2021
Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 develaron la situación crítica de los deportistas de alto rendimiento.
Una delegación de 48 deportistas ecuatorianos viajó a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (2021). Esta fue la primera vez con una delegación tan grande y la segunda en la que se obtuvo medallas de oro en la historia del deporte ecuatoriano. Pero, ¿Ecuador apoya a sus deportistas?
La pregunta quedó flotando en el aire el pasado 24 de julio con las declaraciones del ciclista Richard Carapaz, tras su victoria. «Para mí esto es especial. Esto lo disfruto yo, porque al final, yo he sido un deportista que ha salido (adelante) casi sin el apoyo del país», aseguró poco después de finalizar la competencia.
Dos días demoró el Comité Olímpico Ecuatoriano en responder a Carapaz asegurando que en esta ocasión se costearon los pasajes, uniformes y un bono deportivo; sin embargo, la situación del ciclista pone sobre la pista la situación de otros deportistas que durante años piden apoyo para representar al Ecuador internacionalmente.
La marchista Glenda Morejón, que en 2017 ganó una medalla de oro en Kenia, en 2017, entrenaba con zapatos parchados. El marchista Jonathan Amores organizó una rifa para comprar su pasaje a México, donde ganó bronce, en 2019. La ajedrecista Carla Heredia hizo una rifa en 2018, para asegurar su participación en el torneo clasificatorio a la Olimpiada de Ajedrez. También está el caso de Érika Mercado, deportista esmeraldeña, de 29 años, que actualmente compite en las Olimpiadas, pero con la Selección de Argentina.
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